Viajaba Fran Rivera por Ávila y un amigo lo retó a través de wasap: «A que no hay huevos a entrar». Y al pasar por delante le picó la curiosidad. Así que se adentró en un local llamado Casa Eladio. No percibió el olor a rancio, de hecho, el ambientador le resultó familiar. SEGUIR LEYENDO