Una blusa de algodón blanco con una falda beige. La melena suelta y su sempiterno labial rouge. Pendientes de perlas que en ella, más que un símbolo conservador, se antoja como un regalo familiar poco comprometido con su estilo pero que prometió ponerse en su día más especial -¡noticia! nadie nos obliga ya a que sea el de la boda. Observo la dulzura y delicadeza de Alexandria Ocasio-Córtez y siento su triunfo como algo mío. SEGUIR LEYENDO