Ayer, cuando escuché la doble pregunta que pretende definir el futuro de Catalunya, me pareció estar viviendo un momento histórico. Porque aunque España impida el referéndum, es muy probable que la fecha de ayer sea de aprendizaje obligatorio para los pupilos que tengan el privilegio de seguir estudiando tras la ley Wert. Con todo y recordando como analizaba ya en mis años de instituto la apariencia de los personajes que habían influido en el pasado y por lo tanto en mi presente, imaginé una vestimenta igual de solemne que el anuncio del president Mas. Pero al dirigirme al televisor para comprobar si mi imaginación tenía algo que ver con la realidad, quede altamente decepcionada. No es que esperara los impecables atavíos de Macià, Companys o Tarradellas pero tampoco las pintas de gañanes que llevaban todos los que posaron para pasar a la posteridad. A la derecha que se coloquen los de traje prefabricado y corbata; a la izquierda, los de jeans y pseudoderivados.
Ayer pude ver la escena en La noche en 24h y me llamó la atención que algunos de ellos estuvieran un buen rato con las manos en los bolsillos. Llama poderosamente la falta de solemnidad en sus formas de vestir, hasta un campesino de la España se enfundaba un traje en cualquier ocasión solemne.