El mundo está cambiando. A la infinidad de sucesos que corroboran diariamente tal teoría se suma hoy el cambio de look de la primera ministra de Ucrania: Yulia Tymoshenko se ha cortado la trenza. Y cabe decir que los cambios de estilo en Tymoshenko nunca son por casualidad… Ya saben, política y moda.
La vida de la primera ministra ucraniana, Yulia Tymoshenko, da para un buen guión cinematográfico. Incluso, para que el género masculino nos recuerde lo frías y calculadoras que pueden llegar a ser las mujeres. Antes de aterrizar en la esfera política, Tymoshenko obtuvo en poco tiempo mucho éxito en el mundo de los negocios posicionándose como una de las mujeres más ricas de su país. Pero para convertirse en primera ministra y abanderar la revolución naranja de 2004, apostó por un radical cambio de look.
Sólo es necesario rescatar algunas fotografías de su vida anterior para evidenciar la diferencia entre Tymoshenko empresaria y Timoshenko política. La media melena oscura y el rostro cansado y ojeroso de su anterior imagen de dura contrastaba claramente con la de esta última etapa. La política no dudó en pasar por el quirófano, se oxigenó el cabello y se enroscó una trenza a modo de diadema emulando el tradicional peinado ucraniano que recuerda a las campesinas del país de hace más de cincuenta años.
El peinado de Tymoshenko ha sido tan identificativo de su nueva imagen que en los circuitos de moda se adaptó enseguida el nombre de la política para referirse a este tipo de trenza. A partir de ahí, las anécdotas con la famosa trenza han sido numerosas. Entre ellas, cuando la propia Tymoshenko accedió a deshacer y cepillar su trenza para dejar claro que no se trataba de un postizo.
Ahora, la ucraniana ha decidido cortarse la trenza. Ahora queda descifrar que quiere decir con este último gesto. ¿Cambio o revolución?