Llevo varios días seguidos en el pueblo donde me críe. Se llama Cardona y está en el interior, interior de Catalunya. Nunca llegué a encajar del todo pero con este paisaje me pasa como con aquellos familiares que no te caen bien, quizá nunca hablas en positivo de ellos pero jamás tolerarás que nadie, que no seas tú, se meta con ellos. Y eso es lo que ha pasado esta semana. No se habla de otra cosa, por lo menos en la piscina (mi único contacto en sociedad). Nos han quitado el médico de guardia.
Primero, en los años 90, nos cerraron las minas de sal. Ahí, no había más que explotar, eso es verdad. La gente se fue en masa y el pueblo ya nunca volvió a ser lo que fue. Solsona y Manresa se nos comieron con patatas. Después, nos intentaron colocar un vertedero de basura en la mina. Según mi tío, una de las personas que más conoce esta aldea, «una locura» que podía llegar a contaminar el agua de la provincia de Barcelona. Y aunque el conseller de CiU, tachara al pueblo de Cardona de «bárbaros» o algo más desagradable, nos salimos con la nuestra. Es decir, que cada uno aguante su propia mierda.
Pese a la importancia que llegó a tener la Cruz Roja en este pequeño lugar, con la desaparición de la mili, se acabó la historia. El servicio de ambulancias pasó a ser mínimo. Si alguien sufría un ataque de corazón en Santpedor (sí, el pueblo de Guardiola) o en Súria (sí, el pueblo de la Beth), en Cardona (sí, el pueblo de Berto y casi el de Valentí Fuster -el cardiólogo no siempre está entre nuestras fronteras y no puede asistirnos-) podías darte por muerto. Y aunque la medicina tradicional a mi no me sirva para nada (mis alergias solo se controlan con medicina alternativa, mucho más lenta y cara pero menos cancerosa. Y eso, lo del cáncer, al final se agradece.), lo que ha hecho CiU con este pueblo me parece una vergüenza.
Hasta las pasadas elecciones municipales, el alcalde (uno de los dos farmacéuticos del pueblo) era convergente. Pero esta vez, ha ganado ERC. El nuevo regente es un niño. Bueno, un niño no. Solo que tiene dos años menos y lo percibo joven. En fin, aunque no comparta para nada el ideario de los republicanos catalanes, debo decir que no comunicarle al nuevo alcalde la medida de recorte que habían aprobado para su centro se salud me parece una falta de respeto gravísima. Lo que está haciendo el gobierno de CiU con la sanidad no tiene perdón de Dios (y ellos, en teoría, son creyentes, ¿no?)
PD. Señor alcalde, ¿podrá solucionar pronto el tema de las duchas de la piscina? ¡Muchas gracias!