El rey de Bután se ha casado con una plebeya (ya saben, se estila mucho últimamente). En su caso, menos mal, ha huido de las excentricidades familiares y ha optado por solo una mujer (su padre tiene cuatro). Jigme Khesar, conocido popularmente como K5, heredó el trono después de que su progenitor abdicara en pro de la modernización del país: instaurar un sistema parlamentario con elecciones democráticas y gobierno civil. Después de toda una vida aislados, llegó la televisión, los coches e incluso los semáforos. Eso sí, en la capital del reino, Timphu, sus ciudadanos aún están obligados a llevar los trajes tradicionales (por lo menos son ropas de gran belleza y colores alegres). Para las adolescentes chinas y tailandesas, el joven rey es un icono sexual. Con su imagen adornan las paredes de sus habitaciones y forran carpetas y libertas.
Un país muy peculiar,aunque debe de ser muy sano,pues prohibe la venta de tabaco…eso creo.
La pareja es muy atractiva,visten con un colorido y telas preciosas,me encantan.