Ayer se reunieron Trinidad Jiménez y Hillary Clinton en Washington. Tras una etapa oscura (referida a su uso de prendas con forma de saco con las que pretendía disimular algunos kilos de más) en la indumentaria de la ministra de exterior española, en su cita con la secretaria de EEUU, Jiménez volvió a demostrar que las curvas y la feminidad no están reñidas con la política siempre y cuando se sepan llevar.
Mientras Hillray Clinton -siempre correcta- prefirió vestir pantalón negro combinado con americana gruesa de tweed, Jiménez se enfundó un ceñidísimo vestido negro y unos tacones. Las dos coincidieron en un collar de perlas (la española llevaba perlas clásicas y Clinton, de color). Y aunque el estilismo de la ministra de exterior no sería recomendable para la mayoría de mujeres políticas, Jiménez transmite tal seguridad y naturalidad cuando se viste de ella que es la excepción de la norma. Eso sí, la socialista intenta no pasarse de la raya. Nunca un escote ha sido exagerado, pero ha sabido ser sexy y femenina con otras encantos de mujer como su melena rubia y larga, la chupa de cuero, los ajustados jeans y su simpatía.
PD. Vaya, que si en vez de Ashton asiste Trinidad Jiménez a la reunión en Turquía con mandatarios iraníes, les da un soponcio.