Hace más de quince años que en el sector de la moda y el diseño de este país (me refiero a los profesionales, a los que viajan como mínimo tres veces al mes a París, Milán, Nueva York, Amberes, Londres o Japón) se escucha la misma chanza: «Tous, la marca de los pobres». Y es que el anhelado osito que Rosa Tous consiguió convertir en objeto de deseo entre las clases populares -obreristas (alienados en clase media) y nuevos ricos (alienados en nunca seréis clase alta)- copiando la cajita azul de Tiffany servía para detectar ipso facto la falta de gusto, carácter y conocimiento de sus clientes.
Hoy, debido a una cuestionable campaña de marketing -léase una falta de filosofía, ética y principios no sólo empresariales, también personales (más allá del mantra económico «lo que nos haga ganar más dinero)»-, llevar un producto de Tous es posicionarse políticamente con el unionismo y el 155. Así, este mismo lunes, cuando los reyes recibieron en el Palacio Real al presidente de Palestina, los medios de comunicación interpretaron los pendientes que colgaban del lóbulo de las orejas de Letizia como un guiño de apoyo implícito a la marca catalana que está tratando de desvincularse desesperadamente del independentismo y de todo lo que huela a secesionista por miedo a que la campaña navideña se vea afectada negativamente. SEGUIR LEYENDO