Tengo frío, mucho frío

Pese a que los hombres del tiempo han pronosticado que las temperaturas bajarían 10 grados, el calor aún hace de las suyas.  Eso sí, en España se echan de menos hoy más que nunca las chaquetas de lana de Marcelino Camacho. Bautizada bajo el nombre del ex líder de CCOO, quien las popularizara durante la Transición, esta prenda ha quedado en desuso. Ahora, tanto Méndez (UGT) como Toxo (CCOO) prefieren el traje.  Disculpen, señores sindicalistas, ¿pero cómo se supone que les vamos a reconocer cuando se sienten con Gerardo Díaz Ferran? Error: por su ideario, visto lo visto, tampoco. Banda sonora para este artículo.

Cándido Méndez y Fernández Toxo en La Moncloa

Después de que el presidente Zapatero negara más de tres veces la crisis y con cuatro millones de parados, los sindicatos hoy han decidido secundar la huelga de funcionarios a los que el decretazo les sacará aproximadamente un 5% de su sueldo. Aunque otro de los sectores más afectados por las supuestas soluciones del gobierno para aplacar la crisis sean los jubilados, como ellos no van a salir a la calle ni van a paralizar el país, que les jodan, ¿no?

En fin, que hoy es día de trabajo para los líderes de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo.  Aún no los he visto compadecer públicamente pero fijándome en sus apariciones me las veo venir: traje chaqueta y camisa pero sin corbata (¡qué progres!). Incluso para acudir a alguna manifestación se servirán de gorras, chapas o bufandas con los logos de sus sindicatos. A Cándido Méndez se le vio alguna vez con traje de pana… ¡todo un atrevimiento! Y recordando a sus ex colegas Nicolás Redondo o a Marcelino Camacho me entra frío. Echo de menos las chaquetas de lana con cremallera y cuello alto del líder comunista que fueron incluso bautizadas con su nombre (“camachos”), echo de menos que aquí nadie se arremangue las mangas de la camisa por mucho traje que lleven encima (así lo hacía Santiago Carrillo en sus mítines multitudinarios por toda Europa) y, por supuesto, echo de menos personas que luchen por los derechos de los trabajadores y no por asegurarse buenas comisiones y comilonas en restaurantes.

Y es que hasta la Falange Española (en su origen, de intenciones sindicalistas), tras decidir que su líder sería Juan Antonio Primo de Rivera, describió la que iba a ser su estética: camisa azul mahón (color que recordaba el ropaje de los obreros industriales); camisa arremangada (en total sintonía con el trabajador) y, por supuesto, con el cuello descubierto (sin corbatas). Después ya vendría Franco y el customizaje del uniforme carlista y falangista para convertirlo en las JONS que nada tiene que ver…

En fin, que hoy no les sugiero a los líderes sindicales que vistan de luto (aunque simplemente observando el panorama sea lo que más apetezca) pero sí con austeridad. Aunque a lo que realmente les invito es a que piensen en el trabajador y en aquel que no puede trabajar. Si después de ello, aún les queda vergüenza, hablaremos de su estética.

PD. Se rumorea que el próximo 30 de junio, en la supuesta huelga general que se va a convocar, los sindicatos aceptarán la petición del gobierno y no se lanzarán consignas en contra de Zapatero. Alé, chicos, tenedlo claro: va ir a la huelga vuestra  queridísima madre.

Santiago Carrillo con mangas arremangadas

Camacho, en 2008, con su característica chaqueta

150 150 Patrycia Centeno
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