No habían empezado a intervenir al rey cuando llegaron las visitas. La primera, siempre conocedora de sus obligaciones (aunque me hace a mí mi marido lo que le ha hecho el monarca a su mujer y a mi que no me espere), la de la reina que, además de la baguette, llevaba un práctico Longchamp como bolsa de mano (¿llevaría libros -ipad- para distraerse o los enseres del rey para el día después como todo hijo de vecino?). Después, la infanta Elena y los príncipes de Asturias (a la princesa de Asturias los jeans le hacen siempre un efecto push up trasero francamente favorecedor) y la vicepresidenta del gobierno. Al estar el presidente del gobierno rumbo a Nueva York para participar en la cumbre de la ONU, S3 cogió el mando con el vestido azul que se pone cada dos días acompañado de sus sandalias de cuña. Francamente el corte saco de la pieza no sea lo más conveniente para la figura de la popular, más cuando una descubre el dorso del modelo y flipa con el escote chepa (en cuanto tenga la imagen, llevo varias semanas detrás de ella y sin éxito, la cuelgo).