La proximidad de la Expo 2010, que empezará el 1 de mayo, ha llevado a la creación de la campaña «No pijamas en público. Sean civilizados en la Expo». A miles de kilómetros y con una cultura muy distinta, Reino Unido también desautoriza esta nueva moda.
Pasear por la calle en pijama es una arraigada costumbre entre los habitantes de Shanghái, que este año acoge la Exposición Universal 2010, pero campañas publicitarias (“No pijamas en público. Sean civilizados en la Expo”) y voluntarios intentarán convencer a los locales que visiten el recinto de que no lo hagan con esa ropa, ha señalado este lunes la organización.
«Intentaremos aumentar las campañas de publicidad para decirle a la gente que no es apropiado, pero también pedimos tolerancia sobre este tema» ya que el uso de pijama es casi una tradición local, ha explicado el teniente de alcalde de Shanghái y subdirector del Comité Organizador de la Expo 2010, Yang Xiong.
Yang ha expuesto que esta costumbre, nacida a finales de los 80
y a principios de los 90, «está cambiando y ahora menos gente se pasea en pijama», pero que todavía persiste, por lo que no se descarta ver a alguien con ese atuendo en el recinto de la que quiere ser la mayor Expo Universal de la historia.
Según contó el responsable municipal, la costumbre se explica en que hace unas décadas los habitantes de la ciudad vivían en casas de una sola habitación, sin baño y muy reducidas (unos cuatro o cinco metros cuadrados por persona), por lo que no había mucha intimidad para cambiarse en la vivienda y algunos pasaban en pijama todo el día, dentro y fuera de casa.
Además, relató Yang, el pijama en los años 80 era una prenda nueva llegada de Occidente, «símbolo de cierto estatus social, por lo que algunos al ir con ella fuera de casa incluso presumían de su buena condición económica».
Pero no sólo en Shanghai se persigue la moda del pijama. En Reino Unido las autoridades también están empeñadas en impedir el gusto de su población por ir en pijama en espacios públicos.
Así, en Cardiff, una mujer hacía la compra y se vio sorprendida por la seguridad del supermercado, perteneciente al grupo Tesco, que la obligó a abandonar el local, ya que su indumentaria chocaba con el código de vestuario del grupo, según informó The Times.
La vestimenta de Elaine Carmody, la protagonista de la historia es un pijama. A los responsables de Tesco parece no gustarles mucho que sus clientes vistan la misma ropa que utilizan para dormir y estar en casa, es más, afirman que se sienten incómodos y avergonzados. Por ello, un código rige los supermercados Tesco y, acogiéndose a éste, los guardias de seguridad se vieron obligados a echar del mismo a Carmody.
La ciudadana, muy indignada, ha declarado que tiene «adorables pijamas, con osos y pingüinos. Hoy vestía uno de los mejores, así que creo que se me veía muy bien». Además, aseguró que «en otras tiendas a las que voy en pijama no me dicen nada».