Sin otra actividad política en la que entretenerse, más aún cuando se acusa de antipatriota a quién decida descubrir una crisis económica, la corbata de Miguel Ángel Sebastián sigue dando que hablar a finales de julio.
Hace ya más de dos semanas que el socialista José Bono, Presidente del Congreso de los Diputados, al percatarse que uno de los ministros de su partido, Miguel Ángel Sebastián, acudió al hemiciclo con el cuello desnudo, decidió ofrecer circo y pan a unos medios de comunicación saturados por contenidos económicos nefastos. El ex Ministro de Defensa, simplemente ofreció una lazada a su compañero para que compartiera uniforme con el resto de los asistentes (hombres, claro), pero al ministro de Industria no le gustó el detalle. Por ello, al día siguiente, no dudó un instante en obsequiar a Bono con un termómetro. Pues, según Sebastián, que ese día acudió a trabajar en metro como cualquier hijo de vecino para demostrar que se puede y debe ahorrar energía, el presidente del Congreso debe preocuparse por la temperatura que se finge en el hemiciclo. Y es que en plena campaña gubernamental para concienciar a la sociedad del ajuste de temperaturas con los aires acondicionados, el ministro considera que liberar a los empleados de ciertas prendas indumentarias puede potenciar que el calor se tolere mejor.
Aunque si realmente el objetivo de Sebastián era impactar con su atuendo veraniego a la opinión pública, la opción de acudir a la cita en mangas de camisa, shorts y abanico hubiera sido la más acertada. Pese a todo, la polémica surgida sobre la corbata ha ocupado horas de debate y análisis en prensa, radio y televisiones. Entre muchos comentarios, me llamó especialmente la atención el siguiente: “la corbata no sirve para nada, es una estupidez llevarla”. Rápidamente, me dediqué a ocupar mi mente en encontrar el fichero en el que el lazo alrededor del pescuezo se convirtió en tendencia y, a su vez, en norma protocolaria. Fue en el siglo XVII cuando el rey francés Luis XIV se antojó del pañuelo que llevaban anudado en el cuello unos vistantes croatas (cravette, crabete) provocando, una vez más, que medio mundo siguiera sus pautas en el vestir. Y así, hasta hoy cuando Sebastián ha acatado al rey Bono y ha acudido a su palacio con corbata.
PD. Por cierto, San Sebastian no ha inventado nada. La rabieta de la corbata ya se dio hace un par de años en ERC con Bargalló (asistía a los actos sin la prenda) y Puigcercós (exigió a los Reyes Magos que esas navidades llevaran corbatas a todos los militantes del partido).