Entrevista desquiciante la de anoche, tanto por el interrogado como por la interrogante. Sin embargo, tuvimos una nueva oportunidad de contemplar algunos desaciertos en la imagen y el lenguaje corporal del presidente español a los que se debería poner remedio con especial premura.
1. Confundirse con el fondo. Antiguamente, con la televisión en blanco y negro, se recomendaba que la camisa de los candidatos en los platós fuera de un tono azulado en vez de blanca. Hoy, después de unas cuantas décadas de color, la mayoría de asesores de imagen españoles siguen empecinados en recomendar el azul a sus líderes sin otro motivo aparente (simple corporativismo, que le favorezca a la persona o que se busque cierta cercanía con el espectador). Anoche el presidente se confundía con los pivotes (especie de mesitas auxiliares) de la escenografía preparada por A3. Y no hay excusa porque, además de que los asesores deben conocer todos los detalles del espacio que acogerán al invitado, no era la primera vez que Rajoy interactuaba con ese mismo escenario.
2. Consistencia. Pocas veces Rajoy verbaliza términos como «personalidad» y «carácter». Ayer lo hizo pero su imagen, nuevamente, no acompañaba a su discurso. Ni las gafas, ni la barba, ni el cabello, ni la corbata, ni el nudo, ni la calidad de los tejidos y el paño le aportaban fuerza al jefe de gobierno para valerse de conceptos tan poderosos como los que se atrevió a pronunciar anoche.
3. Mirada. Una de los secretos para obtener éxito en cualquier comunicación física reside en mirar a los ojos a los interlocutores ya que se advierte como una prueba de sinceridad e implicación en lo que se está diciendo. Obviamente, esto no significa que se deba aguantar la mirada permanentemente (no se trata de intimidar sino de seducir) pero sí se debe aprender a desviar la mirada (descansar la vista) con disimulo y en momentos del discurso de menor importancia. Por eso, retirar la mirada cuando se pronuncian palabras como «corrupción», «paro», «crisis» o «Catalunya» no es lo más conveniente. Del mismo modo, el tic nervioso en el ojo de Rajoy y que lo hace parpadear cada vez que se siente incómodo con una pregunta o situación debería corregirse de inmediato. Lo debilita en exceso.
Hace un mes escaso que descubrí este blog y desde entonces casi cada día entro para ver si hay contenido nuevo. En general casi todos los políticos tienen mucho para destripar, pero Rajoy… qué desastre de hombre!! No tiene asesores?? No leen este blog??
Espero ansiosa nuevos post 😉