«Imagínese que yo estuviera ubicado en Lisboa. No se puede ser presidente de una comunidad viviendo en el extranjero», sentenció hace unos días Mariano Rajoy sobre la posibilidad de que Carles Puigdemont sea president desde Bruselas. Lo dijo él, el presidente español que se pasó una legislatura gobernando a través de un plasma. «Con todo mi respeto, no se puede gobernar por Skype», coincidió educada pero sorprendentemente Gabriel Rufián. La sorna del diputado de ERC, que parlamenta a golpe de tuit, se la rió y recogió el programa Al Rojo Vivo (La Sexta) que conduce Antonio Ferreras, padre entregado al periodismo y que durante el procés ha criado a sus hijos por FaceTime. Hasta José Montilla, president al que sería prácticamente imposible recordar si no fuera por la interpretación de Sergi Mas en Polònia, también defiende que «això (governar Catalunya) s’ha de fer des d’aquí».