Tras la melancolía generada por la muerte de Manuel Fraga, uno de los últimos políticos nacionales que aunaba idea e imagen, la realidad se ríe de mi pena y me presenta esta instantánea: el rey, Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar y Felipe González. Todos juntos y uniformados (inténtenlo, jueguen a las siete diferencias) se han reunido para homenajear al presidente galo que ha recibido hoy el Toisón de Oro.
Desde que el PP se alzó con la victoria electoral, el azul es el color político que predomina en España. Pero la tendencia no sólo se aplica a la derecha, el rey últimamente no prescinde de esa tonalidad en su corbata (aunque quizá es para recordar la procedencia de su estirpe). Sin embargo, el celeste es para perdedores y se lleva más el azul intenso. Felipe González -quien a duras penas abrochaba su americana… las copiosas cenas de Navidad aunque se celebren en el Caribe es lo que tienen- así lo ha hecho. Algo más oscura era la que vestía el actual presidente del gobierno español. Si me dicen que Mariano Rajoy es un maniquí barato de los que se utilizan en El Corte Inglés, me lo creo (por favor, revisen su figura). Zapatero, por su parte, desde que ostenta el título de «ex» se ha sentido libre para volver a las andadas (entre ellas, que el final de su corbata asomara por debajo de su americana). Y si algún día un sabio asesor le recomendó que huyera de los muñequitos como estampados, hoy, aprovechando que ha llegado el invierno, se ha decantado por los copos de nieve (porque calificar eso de lunares no es posible). José María Aznar, pese a la risa, ha preferido la negra (después tenía que ir a dar el pésame a la familia Fraga) y así ha coincidido con el homenajeado Nicolas Sarkozy. En el caso del presidente galo, la corbata negra no es un síntoma de duelo, más bien que al negro le pertenece la elegancia francesa.
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A pesar de tanta sonrisa,lo veo todo negro y fúnebre.