Ya lo sabemos: en elecciones, lo que sea por un voto. Por esta misma razón, a nadie que conozca los entresijos de la política le puede sorprender que los candidatos con más opciones a optar a la presidencia del gobierno se presten a posar y a abrir sus corazones para satisfacer a distintas revistas femeninas. A destacar un curioso detalle: ellos solo se dejan fotografiar con sus ropas y no permiten cambios de estilismos (a diferencia de lo que sucede con sus compañeras mujeres, ni un crédito de ninguna firma española o internacional a pie de página). Las únicas licencias logradas: que Rajoy se quite las gafas (muchísimo mejor sin esa montura insulsa) y Rubalcaba diga públicamente que está hasta las narices de sus asesores («Llevo 35 años en política y jamás me habían pedido salir en las fotos con mi mujer. Ahora me lo proponen a todas horas. Incluso mi equipo de campaña me dice que sería bueno para mi imagen»).
A mi no me pone ninguno de los dos, y estoy hablando de política, que conste.