Políticas transparentes

Gracias a la advertencia modo tweet de  Mar Vázquez Lorca, viajamos hoy a Valverde del Camino (entre otras muchas cosas, el pueblo de las botas de Kate Middleton) para hablar de su alcaldesa, Loles López (PP). Un lugar al que tengo especial cariño por estar junto a Río Tinto (el pueblo de mi familia paterna). A lo que voy: ¿qué dije yo de las transparencias? Lo apunté bien clarito en el capítulo Meterse en camisa de once varas de Política y Moda, la imagen del poder. «Mujeres políticas del mundo, eviten las transparencias». Porque si el político repele siempre las transparencias éticas y morales, ¿para qué echárselas luego encima? En fin, «visto lo visto» (guiño para los que hayan leído el libro), parece que la recomendación se la pasan por el arco de triunfo. Pues nada: ¡ole tú, ole tú!

La alcaldesa es joven y tiene un bonito cuerpo, ¿pero es necesario verle hasta el ombligo? Si la transparencia se desaconseja para cualquier ocasión pública, para un evento con cámaras y focos, ni te cuento. En fin, podía haber sido peor: ¡podía no haber llevado sujetador!

 

Hace un año, gracias a las transparencias de Elena Valenciano, descubrimos su tatuaje.

 

Y no es que yo mantenga una cruzada contra las transparencias (bueno, para fotos y tele, sí) pero es que en cuanto les das la mano para que las utilicen, te cogen todo el brazo y se exceden con todo lo demás.

 

 

 

 

 

 

150 150 Patrycia Centeno
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