No alcanza el año de edad y ya es víctima de la obsesión por la imagen y el Photoshop. Una revista inglesa decidió que el hijo de los duques de Cambridge en Australia era buena para una portada pero con algún que otro retoque: una piel más sonrosada, un color de ojos más claro y un pelo más dorado. Mientras en EEUU se estudia prohibir esta técnica fotográfica, la polémica en Inglaterra sobre el uso de esta herramienta con menores está servida.