Pese a las críticas, el aspirante republicano a ocupar la vicepresidencia de la Casa Blanca sigue en sus trece y obvia ajustar sus trajes y su camisa. Sin embargo, sobre el peor error que puede cometer un hombre (combinar zapato sin cordones de punta cuadrada con traje) sí que ha decidido poner remedio. Y aunque a muchos se les antoje considerar que la opción de aparecer desaliñado es una estrategia para que Paul Ryan llegue al americano medio -más mediocre en su vestir y al que Mitt Romney, por su imagen exageradamente perfecta y elitista, no puede atraer- sigo convencida que en breve habrá que más pulir.