Tras el estrés provocado por unas elecciones generales, los políticos españoles se relajan. Desgraciadamente, también se despreocupan, si cabe, aún más de su imagen. Es el caso de Leire Pajín que ha dejado de plancharse el pelo. Cuando parecía que la ministra de sanidad en funciones ya había asumido que el rizo no le favorecía (ni estética -la aniña- ni políticamente -le resta credibilidad-), las ondas han vuelto a su cabeza.
Por desgracia para Pajín, las virtudes no se contagian….