¿Recuerdan aquella ocasión en que Nicolas Sarkozy se subió a un taburete para igualar la estatura de Barack Obama? Pues después de años riéndome de la anécdota, hoy le tengo que dar la razón al presidente francés. La diferencia de estatura entre el galo y el americano es excesiva y, estéticamente, no queda bien. Aunque con su mujer, Carla Bruni, también le separan unos centímetros, la cosa cambia. Por cierto, Obama se atrevió a decirle a Sarko lo que todos pensamos (excepto mi madre, fan número 1 del francés antes que éste llegara al Elíseo): «por suerte, la niña ha salido a la madre» .