La roja visita Argentina. Recepción con la presidenta. Obsequio de una camiseta firmada por todos los futbolistas. Cristina Fernández de Kirchner advierte que no se la va a poner para posar. Gerard Piqué le susurra algo al oído a la líder argentina y ella sonríe. Quizá el jugador le asegura que la prenda no está sudada. Esperanza Aguirre no hubiera dudado un segundo en enfundársela. Pero Fernández debió pensar que más valía un feo a los españoles que una humillación a Argentina -y a Maradona- con la camiseta de los campeones.