No es la primera vez que Merkel regala una instantánea suya en bañador durante sus vacaciones. La más recordada fue en la que sin querer -vamos, eso creo; a no ser que fuera un aviso sobre lo que se nos venía encima- salió haciendo un calvo mientras sustituía su bañador mojado por una muda seca. Otra vez en Italia para disfrutar de sus días de descanso durante la Semana Santa, la canciller alemana ha decidido pegarse un chapuzón en un balneario, Afrodita. Ahí es nada. Con un traje de baño negro bien hallado (le favorece), el albornoz en verde pistacho echaba pa atrás. Ya no os digo cuando se metió en el agua, igual escena a tiburón. Porque aunque se ha comido a Chipre, parece que la jefa tiene ganas de más.
¡Ja, ja, ja! He repetido varias veces «¡Dios!» al leer este post. No he podido evitarlo. Pero hay que reconocer que Merkel casi está mejor en traje de baño que con esos trajes de chaqueta que espantan más que el Tiburón de Spielberg. A mi el marido también me da miedo. Y si tienen hijos, seguramente también me den miedo.