El presidente de la Generalitat de Catalunya le ha pillado el gustillo a eso de dejarse ver con gafas. Antes sólo las utilizaba en la intimidad, pero desde que llegó al gobierno parece que el complemento le aporte seguridad. Incluso en las fiestas de postín, como la celebrada anoche en el Club de Polo de la capital catalana, no se desprende de ellas. Su mujer, Helena Rakosnik, también se ha apuntado a la moda de los cuatro ojos.