Marichalar y los bufones del reino

No le indignó que abuelos, madres y padres de familia, incluso con empleo, bajaran al contenedor más cercano al supermercado de casa para conseguir algo de comida durante los años más cruentos de la crisis. No pareció importarle que la corrupción se incorporara como uno de los conceptos -junto con los míticos de sol, siesta y fiesta- con los que los extranjeros vinculan a nuestro país. Nunca trató de impedir ningún desahucio ni expresó su indignación cuando una anciana, una vecina de Reus de 81 años, murió a causa de un incendio provocado por la vela con la que trataba de sobrevivir tras dos meses con la luz cortada. Ninguna queja por su parte sobre como la globalización en los últimos cinco años se ha cargado el comercio autóctono, patrio, del centro de la capital catalana. Tampoco apareció para condenar el atentado del 17-A…  SEGUIR LEYENDO

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150 150 Patrycia Centeno