La caída de la vicepresidenta del Congreso a las puertas del Congreso, segundos después de saludar a la reina con motivo de la fiesta de la banderita de la Cruz Roja, podría explicarse perfectamente a través de la ley de la atracción. Y es que aunque Celia Villalobos tropezara de espaldas con un bolardo de hormigón, el estampado de sus pantalones, inspirándose en piedras, pedía a gritos acabar por los suelos. Afortunadamente, la popular ha salido ilesa, salvo la vergüenza del traspiés y el mal gusto al escoger modelo.
¡Horroooooorrrrrrr! No hay cosa peor para la propia dignidad que caerse. Aunque a mi me suele dar la risa, pero claro, no tengo cámaras haciéndome fotos alrededor. ¡Pobre!