Dice la autora del libro que me estoy releyendo estos días que su hermana (estadounidense) cuando se quedó embarazada no tuvo miedo a nada. Solo una cosa la perturbaba: que su hijo se hiciera republicano… Esta semana se ha aclarado algo más quiénes serán los elegidos para competir por la candidatura conservadora de cara a los comicios presidenciales del año que viene. Entre tanto gris, Michele Bachmann no quiere molestar.
«Esa mujer está copiando la manera de vestir de mi mamá», declaró la hija de la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, sobre la nueva candidata de la derecha cristiana y el Tea Party. Pero a sus 55 años, Michele Bachmann ha experimentado ya diversos cambios de imagen para poder tener alguna posibilidad, entre tanto varón, y hacerse con el poder. Si en 2006 aún parecía una entrañable viejecita, en 2008 optó por ofrecer una apariencia más sensual. Se dejó crecer la melena y permitió que ésta ondeara con total libertad. También sus vestidos se ciñeron más a su cuerpo y los collares de perla (imprescindibles para una mujer política americana tanto republicana como demócrata) crecieron considerablemente imitando los propios de los locos años 20.
Obviamente, su estilismo no era el más conveniente para representar al Tea Party. Y para cuando aparecieron las primeras críticas sobre su atuendo, Bachmann ya estaba considerando un nuevo cambio de look. Se cortó un palmo el cabello, suavizó el color oscuro con mechas claras y lo domó a golpe de peluquería. Aunque su maquillaje sigue siendo bastante llamativo para lo que se acostumbra en política (usa sombras y no las camufla con las gafas como hacía Palin), el exceso de rimmel (como Palin, parecía que le hubieran puesto chinchetas en los párpados) cayó en el olvido. Sobre vestimenta, asegura que sus referentes son Audrey Hepburn y Jackie ‘O. Pero eso es lo que dice ella, claro. «Me visto bastante simple. Me gustan las líneas limpias y los colores sobrios». Y aunque sus trajes chaqueta falda no están del todo mal para su público americano, las sandalias que los acompañan advierten de la complicada personalidad de esta mujer.
Ha ido mejorando, pero sí las sandalias podrían sustituirse por unos zapatos salón y quedaría mucho mejor. ¡Besos!