Me encanta marcar el mute de mi mando a distancia del televisor y analizar las imágenes de estas citas políticas sin que sean corrompidas por palabras vacías. Y ayer, en el tan esperado encuentro entre Rajoy y Mas, cualquiera podía adivinar que los gestos iban a tener mayor relevancia -más sinceridad- que cualquier vocablo que cualquiera de los dos protagonistas soltaran por sus bocas. Y sin ruidos molestos, esto fue lo que ayer escuché.
1. Anfitrión. Aunque muchos le reprochan hoy a Rajoy que no bajara ni un solo escalón para recibir al president de la Generalitat, olvidan que Artur Mas está a años luz del líder de PP en lo que a capacidad de reacción en comunicación no verbal se refiere (cierto, en comparación con Rajoy es fácil estar por encima). El catalán desciende del coche sin esperar a que le abran la puerta (decisión), se abrocha casi con solo dos dedos la americana y avanza decidido «al matadero». Cuando se coloca junto a Rajoy, alarga el brazo y toca a Rajoy en el antebrazo para integrarlo dentro de su escenografía (toma el control y la dirección de la situación, se posiciona por encima del presidente del gobierno) y posa para el saludo. Pese a que Rajoy reacciona e imita a Mas, ya es tarde. La foto está tomada.
2. Cada uno por su lado. También será una milésima de segundo, pero los flash recogen el instante en que Rajoy y Mas, en vez de mirarse entre ellos o mirar al frente (hacia los cámaras), dirigen sus miradas hacia otro lado. Más ilustrativa no puede ser la fotografía: están a las antípodas y no es que no vayan a ponerse de acuerdo es que no desean ningún consenso.
3. Diferenciar entre clásico y desaliñado. Siempre resulta evidente cuando a alguien le gusta (o no) cuidarse. Mientras Mas es una persona bastante coqueta y presumida, Rajoy es el zarrapastrismo personificado. Los dos con traje, corbata, camisa, gafas… Las diferencias saltan a la vista, ¿n0? Y lo de la corbata torcida del presidente, en este punto, ya es lo de menos.
4. Nervios. Pero pese a la seguridad de Mas, sus manos delataban que estaba algo incómodo: no jugaba en casa y la semana no ha sido fácil para él (Pujol…). En el posado ya se veía como apretaba los dedos. Y al darse la vuelta para entrar por la puerta de la Moncloa, se lleva la mano al bolsillo izquierdo (buscando que sé yo…).
5. Posición. Mientras Mas adopta una posición relajada (vuelve a tomar el control) pero elegante, al cruzar las piernas y reposar su espalda en el sillón, Rajoy hace lo de siempre: piernas abiertas (haciendo que la ropa tome vida propia) y o repanchingado o invadiendo el espacio del contertulio.
6. Mas temas. Y para subrayar que el tema de la consulta no era el único asunto que el president llevaba bajo el brazo, una enorme carpeta llena de documentos reposa sobre el brazo del sillón en el que se ha sentado Mas. Rajoy, nada. Ni siquiera la voluntad. Buen golpe de efecto del equipo de Mas.