El único guiño estético que Lenin le concedió al proletariado fue su gorra. El cubrecabezas de ala flexible lo adquirió en Estocolmo y fue todo un acierto para ser percibido en los mítines como alguien más cercano. BSO Yann Tiersen – The Decant Session
Pág. Espejo de Marx, ¿la izquierda no puede vestir bien?
(Península, 2013)