Me entusiasman los viajes de los líderes occidentales a Oriente Medio. Más que nada porque al acatar el protocolo de su anfitrión se quedan en nada. He aquí una foto tomada del príncipe Carlos durante una visita a una mezquita en Jordania y para la que hubo de descalzarse y utilizar estas humildes zapatillas blancas. Una renuncia a sus Oxford, que le devolvieron a su condición de hombre. Interesante propuesta estilística para aplicar en el Parlamento, quizás así lográramos que a más de uno se le bajaran los humos.