Confieso que después de escuchar que su adversaria, Noelia García, deseaba «ponerle las gafas rojas al partido y decirle por dónde tenía que ir» (como Eva Joly pero con coherencia corporativista), preferí que ganara ella. Porque un tío, aunque sea asturiano, que admire a Alfonso Guerra me crea, si más no, cierto recelo. Pero como siempre apuesto por el perdedor (manías mías), Nino Torre se convirtió en el nuevo secretario de las Juventudes del PSOE. Con camisa negra, Torre recibió las felicitaciones de Alfredo Pérez Rubalcaba que no se dejó engañar por sus asesores y olvidó, aunque se tratara de un acto «modernillo», los tejanos en casa. Así que voy a ser buena con él y solo le pongo un pequeño pero: el ribete blanco del cuello del jersey se me antojó en algún momento como una especie de serpiente apunto de comerse a su presa o tal vez el titular sería otro: con la soga al cuello.