Acabo de despertar a parte de mi familia de su siesta a causa del grito que he pegado al contemplar el estilismo de hoy de Susana Díaz para clausurar el congreso del PSOE en Andalucía. La presidenta andaluza sigue volcada en convencernos que «su partido vuelve a ser socialista» y para eso nada mejor que estamparse una rosa en la blusa blanca y tirar de blazer colorado. Cierta cabezonería también la demuestra , aunque no sea corporativa, en enfundarse el pantalón amorfo con el que, por cierto, debería ir con más cuidado porque la cremallera no cierra bien (¡arghhhh!).
Repuesta del susto inicial de la nueva capitana del PSOE, me he fijado en Rubalcaba y en su suéter de algodón azul cerúleo que lucía bajo la americana. Muy bien, marcando distancias con la rojería populista de su rival pero recuperando un deje claseobrerista. Claro, que después, se ha quitado la chaqueta descubriendo que el suéter era en realidad un chaleco. Y no es que la elección de la prenda sea incoherente con su ideario (el viejo profesor que adiestra a sus inexpertos pupilos), pero una al verlo no puede dejar de acordarse de Zipi y Zape. BSO Una rosa es una rosa de Mecano