Letizia homenajea a la tierra de su suegra con un vestido de clara inspiración helénica. Felipe vuelve a dejarse barba –como cada vez que desaparece unos días con su esposa- y combina el color de su corbata con el del estilismo de su princesa. El resto de invitados, horrendos. Pero tranquilos, esto no es una boda real: lo atestigua las pintas de las damas de honor…
El segundo hijo de los reyes Constantino y Ana María –y sobrino carnal de la reina Sofía- ha contraído matrimonio esta tarde en Grecia ante la presencia de representantes de todas las familias reales europeas. No ha sido una Boda Real –como confirma la indumentaria de las damas de honor (o esa especie de sirenitas de playboy)- ya que la familia real griega tuvo que exiliarse en 1974 cuando fue abolida la monarquía en el país heleno.
La princesa Letizia, en sintonía con la tierra de la familia de su suegra, ha lucido en la ceremonia un vestido de inspiración helena, en gasa de color azul, con un solo hombro y una cinta en plata que rodeaba el cuerpo. El príncipe, por su parte, lleva la barba que tanto le debe gustar a su esposa -siempre que la pareja pasa unos días de descanso, aparece- y una corbata a juego con el color del vestido de Letizia.
La infanta Cristina ha elegido un vestido-túnica en blanco y negro mientras que no le favorecía demasiado y Elena, uno en tonos pastel (con un estampado más propio para una niña de 7 años) con una chaqueta en rosa palo.
De Urdangarín no diré nada. Sólo os animo a observar su sobaco derecho en la siguiente fotografía que corresponde a una cena en la noche previa a la boda. Como diría el Cuore: «¡Arrrgh!» (Tranquilo. A tu cuñada Letizia le pasó lo mismo el día antes de convertirse en princesa y a Sarkozy, hace una semana)
Aunque el cónyuge de la infanta Cristina se salva en esta ocasión del gran «Arrrgh» porque estas eran las pintas de las damas de honor durante la boda. Y sí, así iban vestidas durante la ceremonia. «¡ARRRRGHHHHH!»
Muy bien Patrycia.
Me gustan tus detalles.