Hay como una cierta facilidad (o disfrute) para poner a parir a Letizia. Desde el día en que se anunció su compromiso con el príncipe Felipe, todos los dardos envenenados hicieron diana sobre el físico, el comportamiento y el carácter de la hasta entonces periodista. Con razón o no, o quizá por ser plebeya, basta con que la nueva reina no se ponga falda en una cita castrense (como sucedió el viernes en Galicia) para que los «más monárquicos» deseen quemarla en la hoguera. Sin embargo, también los hay que alrededor de la corona botan y botan como una gran pelota. Y es en este punto, cuando una no sabe (desgraciadamente no he coincidido en persona nunca con ella) hasta qué punto la delgadez de la asturiana es preocupante. Mis fuentes, gente de confianza, siempre me han asegurado que su presencia produce cierto repelús pero también que su fuerte personalidad suple la fragilidad de su figura. Hoy, una seguidora de Política y Moda, me ha hecho llegar esta instantánea de la reina durante su estancia en Nueva York. Y sigo sin saber si ese brazo esquelético es «constitucional» (mi coña del día) o no tiene nada que ver con lo genético y sí con un problema (y muy grave) alimenticio y mental. Deseo -porque reconozco que antes de que se casara con Felipe, y cambiara por completo, era muy fan de Leti, de su nariz y barbilla asturiana y de su «déjame terminar»- que el brazo (tonificado al máximo, eso sí) se deba a su propia constitución y que al ver instantáneas como la que se adjunta caiga en la cuenta que es preferible recurrir a la manga francesa (3/4). Porque si en Cibeles una vez se oyó lo del índice de masa corporal para las modelos, tal vez no estaría de más hacer acopio y trasladarlo también a Zarzuela.
PD. Gracias a Turandot por la instantánea y su mail. Y gracias también (en especial a los que escribís desde América Latina) a todos los que me enviáis información e ideas para analizar. Voy algo lenta, lo sé, pero prometo ir comentando todo aquí.
Hoy día los trastornos alimenticios entre los adolescentes, los jóvenes en muchos de los casos son propiciados por la imagen que sus ídolos proyectan, no quiero imaginar cuántas chicas toman de modelo o prototipo a alguien como la Reina de España. Realmente se ve enferma, su imagen no es la de una persona saludable.