Yo que celebré que los cubanos oficializaran la guayabera como uniforme diplomático también aplaudiría que en España imitáramos tal iniciativa indumentaria. Ciertamente los aires no son tan cálidos como en La Habana pero evitaría la ceguera que provocan nuestros representantes con sus atavíos. Supongo que ahora estaréis pensando que me he vuelto aún más loca de lo que estoy… En fin, ahí va la prueba. Hasta Rajoy parece que ande más suelto con la guayabera;)
Es una idea fantástica; la mejor manera de suavizar la imagen de España en Hispanoamérica. Todos a la misma altura y restándole dureza a la frialdad que tiene cualquier evento político, especialmente si es una cumbre de relaciones internacionales.
Buena prueba del poder que puede tener la vestimenta en las relaciones exteriores.