La (buena) educación

El día que murió mi padre una vecina me paró por la escalera y me destacó un detalle sobre él del que siempre me he sentido enormemente orgullosa: «Él siempre era tan educado.» No es que en mi casa tuviéramos muchos recursos, pero las lecciones de respeto y empatía en sociedad nunca faltaron. SEGUIR LEYENDO

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150 150 Patrycia Centeno