El perfil dedicado a los líderes de Corea del Norte (padre, hijo y nieto) en mi libro Espejo de Marx, lo titulé «A imagen y semejanza». Porque, aunque cada uno en su estilo, todos tienen una serie de repetitivos complejos (inseguridades) con su imagen (muy propia de dictadores). Por eso, al descubrir que Kim Jon Un se ha fraccionado los dos tobillos por calzar tacones, mi pensamiento -lejos de irse junto a Victoria Beckham (a la que los médicos obligaron a que se bajase de su permanente pedestal antes de que sus pies se deformaran ya totalmente- me ha llevado a recordar los horribles zapatones de plataforma que gastaba su padre para, junto a su pelo cardado, ganar unos centímetros de más. El actual líder persigue la misma pretensión con su tacón cubano pero los 127 kilos que pesa han acabado provocándole primero esguinces y luego, fracturas.