A algunos se les olvida que el cambio de imagen que llevó a François Hollande al Elíseo estuvo orquestado por Valérie Trierweiler. Además de hacerle perder unos cuantos quilos, lo vistió, le encontró un molde de gafa más acorde con su rostro y le explicó cuatro reglas básicas para comunicarse y comportarse en sociedad. Porque aunque la periodista no supiera interpretar su papel de primera dama (excesivamente antipática para un cargo como ese, especialmente con sus compañeros de la prensa), en su primera aparición pública como mujer traicionada por su pareja lo ha bordado. BSO Sobreviviré de Mónica Naranjo
Simpatía melancólica. Raro en ella que se le dibuje una sonrisa en los labios pero el mensaje positivo que lanzó a la prensa («cosas de la política» y «no se preocupen por mí, estaré bien») requería un esfuerzo. Sin embargo, su mirada -los ojos nunca mienten, por eso tantas veces se recurre a las gafas oscuras para ocultarlos- encerraba melancolía (que no tristeza).
Cromoterapia. Cuando una está de bajón, hay que subirse el ánimo como sea. El traje chaqueta falda azul marino que ha lucido Trierweiler en su viaje a la Índia recordaba a las corbatas que le recomendó a Hollande y que hoy caracterizan el estilismo del presidente galo. Las uñas las llevaba pintadas de rojo socialista, rojo pasión, «rojo sobreviviré».