Si el presidente del gobierno no atinó ayer a anudarse la corbata correctamente, no lo hará jamás. Y mira que Mariano Rajoy le podía pedir consejo sobre centrar lazos a Gallardón, impoluto como siempre. Pero en el funeral por las víctimas del fatídico accidente de Santiago, ni siquiera Viri, la esposa del jefe del ejecutivo, estuvo acertada: la originalidad del cuello (intuyo que sin una manga) sobraba en una ocasión tan triste como esta. Igual sinsentido, ofrecían esos objetos no identificados que pendían de la chaqueta de la vicepresidenta catalana Joana Ortega (Mas no se dignó a aparecer por allí, algo que como gallega y catalana , me cabrea profundamente. Pero que se puede esperar de un hombre que es capaz de enviar una nueva amenaza de independencia al día siguiente de una tragedia como esta -solo eran tres días de luto, ¿no pudo esperar?-).
Si me sorprendió el tono azulón en el traje del líder de los populares, la corbata azul de Alfredo P. Rubalcaba me extrañó mucho más. La portavoz de los socialistas en el Congreso, Soraya Rodríguez, sí que quiso respetar el luto pero el negro de su atavío la convirtió en una señorona de La Mancha de las películas de Almodóvar.
Todavía no he escuchado las habituales críticas (ya vendrán) sobre el largo de la falda de Letizia y sus medias color carne (la esposa de Rajoy cometió el mismo error). Y aunque en otros actos eclesiásticos suelo defender la rebeldía de Letizia, en un funeral habría que ir con más cautela. Más, cuando al lado llevas a tu cuñada, la infanta Elena, cumpliendo rigurosamente el protocolo (media negra de verano). Para evitar conflictos, Mª Dolores de Cospedal prefirió un traje chaqueta pantalón.
Poniendo peros, Patry, me llama más la atención el escote de doña Letizia que el largo de su falda que me parece bastante correcto aunque habría quedado más solemne con las medias negras, sí. Y sin encima es lo que dicta el protocolo, mejor que mejor.
Totalmente de acuerdo con el escote asimétrico de la «primera dama», no es el momento para fantasías estilísticas aunque sean leves.
Descansen en paz todos los fallecidos. Qué tristeza.