La idea de un político en ropa interior o en bañador, ya sea una instantánea o un fotomontaje, agita más a las masas que si se tratara de una modelo. Por esta regla de tres, Angela Merkel se ha convertido involuntariamente esta semana en la protagonista de un anuncio publicitario en la que posa junto a algunos de sus ministros en bragas y sujetador.
Estos últimos días mi mente ha estado ocupada planteándose una posible relación entre la política, la moda y el erotismo que, en parte, se ha visto recogido en el artículo mensual que realizo para www.modaes.es. Debo especificar el “en parte” porque a los dos días de enviar a la editora mi texto, un anuncio publicitario en el que posaba -virtualmente- la canciller alemana Angela Merkel en bragas y sostén -bastante favorecida, la verdad- paralizaba a Europa y generaba que una siguiera ocupada en desarrollar una explicación al morbo que despierta un político ligero de ropa.
Los responsables del fotomontaje de Angela Merkel junto a algunos de sus ministros son la marca de ropa interior Bruno Banari. “Lo damos todo con tal de impulsar la demanda”, asegura el eslogan del anuncio emulando las iniciativas del gobierno alemán ante la crisis. De este modo, la empresa promete 5 euros de rebaja a quienes devuelvan toda su ropa interior a cambio de prendas nuevas de esa marca al igual que Merkel ofrece primas a quienes renueven su viejo automóvil.
Y aunque aún no hay datos sobre los beneficios económicos de la campaña, lo cierto es que la repercusión mediática que ha logrado el fotomontaje de la canciller alemana en ropa interior es impagable. ¿Pero por qué? ¿Por qué nos atrae ver a los políticos –sean agraciados con el don de la belleza o no- en paños menores? Tan sólo hace dos años que Angela Merkel enseñó sin querer el pandero al mundo cuando la canciller se las trajinaba para cambiarse el bañador bajo una toalla sin que se le viera nada. ¿Con la instantánea de ese paparazzi no tuvimos suficiente?
Estos últimos días mi mente ha estado ocupada planteándose una posible relación entre la política, la moda y el erotismo que, en parte, se ha visto recogido en el artículo mensual que realizo para www.modaes.es. Debo especificar el “en parte” porque a los dos días de enviar a la editora mi texto, un anuncio publicitario en el que posaba -virtualmente- la canciller alemana Angela Merkel en bragas y sostén -bastante favorecida, la verdad- paralizaba a Europa y generaba que una siguiera ocupada en desarrollar una explicación al morbo que despierta un político ligero de ropa.Los responsables del fotomontaje de Angela Merkel junto a algunos de sus ministros son la marca de ropa interior Bruno Banari. “Lo damos todo con tal de impulsar la demanda”, asegura el eslogan del anuncio emulando las iniciativas del gobierno alemán ante la crisis. De este modo, la empresa promete 5 euros de rebaja a quienes devuelvan toda su ropa interior a cambio de prendas nuevas de esa marca al igual que Merkel ofrece primas a quienes renueven su viejo automóvil.
Y aunque aún no hay datos sobre los beneficios económicos de la campaña, lo cierto es que la repercusión mediática que ha logrado el fotomontaje de la canciller alemana en ropa interior es impagable. ¿Pero por qué? ¿Por qué nos atrae ver a los políticos –sean agraciados con el don de la belleza o no- en paños menores? Tan sólo hace dos años que Angela Merkel enseñó sin querer el pandero al mundo cuando la canciller se las trajinaba para cambiarse el bañador bajo una toalla sin que se le viera nada. ¿Con la instantánea de ese paparazzi no tuvimos suficiente? |