El tercer y último debate ante las elecciones generales inglesas dio anoche como vencedor al conservador David Cameron. Ni Gordon Brown ni Nick Clegg parecen tener ya muchas posibilidades en los próximos comicios; los Cameron, sin duda, están en estado de buena esperanza.
Comentan las malas lenguas que el embarazo de Samantha Cameron, esposa del candidato conservador, se debe a una clara estrategia de marketing político. La imagen de una futura primera dama en cinta podría provocar un sentimiento de ternura y proximidad conmovedora ante los posibles votantes. Así que, los Cameron paseado tripita estos días por todo los rincones del Reino (aunque digo yo, qué que va hacer la pobre mujer, ¿sacarse el bulto para las fotos?). Y el estado de buena esperanza de Samantha parece haber contagiado a David cuando ayer se alzó como ganador del tercer y último debate televisado antes de las elecciones.
Frente a sus adversarios, Cameron fue el único que anoche conservó su corbata de color azul; el laborista Gordon Brown cambió el colorado por el morado (más propio de los conservadores…) y al demócrata Nick Clegg le dio mala suerte sustituir su corbata amarilla por una naranja. Pero lo cierto es que hasta el próximo día 6 nada está decidido. Sarah Brown intenta limpiar la imagen de su marido (tras un torpe incidente del primer ministro en que insultaba a una seguidora) y Miriam González denuncia el tratamiento superficial que se está dando de las elecciones aunque reconoce que le encanta que los críticos la describan como “inteligente” y “sexy”.
En fin, la suerte está echada.