Elvira Fernández ya ejerce de primera dama cañí: se lo habrán ordenado mis queridísimos asesores de imagen. Rubalcaba charla con ella porque la suya se ha quedado en casa (bien hecho). ZP también estuvo solo solísimo (se debió olvidar los donetes en casa), pero en la recepción en el Palacio Real, Sonsoles (impecable y marcando el carácter que no demuestra su marido) lo rescató. A Chacón le sobraban puños y a Álvarez Cascos, mal gusto con la elección de sus corbatas. El pelo de Monago se empieza a parecer al de Berluconi (en plan casco de Playmobil). A Trinidad Jiménez no le favorecen los vestidos de gala y menos cuando se sienta al lado de Elena Salgado. Cospedal se pasa de guapa (no, uno jamás se pasa con eso) y Sinde sigue empeñada en calzarse sus horripilantes zapatos bicolor que nunca pegan con nada. Eché de menos un bastón para el rey -mucho más elegante que la vulgar muleta- quien siempre luce el uniforme de Tierra en este desfile (el príncipe prefiere intercalar también los de aire y armada). Las mujeres de la Familia Real se confundieron con el papel de empapelar del Palacio Real, pero Letizia este año dejó, menos mal, el chal en casa.
Lo de Cospedal empieza a se apabullante. Me recuerda a esas señoras que saben que cuanto menos lo pretenden más deslumbran. Es una pena que nuestra muñequita prefe se nos vaya, echaremos de menos a Salgado. Y lo de Chacón empieza a ser sangrante, se le nota a la legua que quiere destacar como sea y eso no está bien. Demasiado influida por su marido, tiene que pedir la independencia jajaja Veremos que pasa con la esposa de Rajoy. También tengo esperanza en la Soraya post-parto. Pero como la Cospe, ninguna.