La presidenta argentina ha sido una de las primeras mandatarias en llegar a Roma para asistir a la entronización del Papa y, como ocurrió cuando visitó a Ratzinger, su sombrero ha tomado casi más protagonismo que la reunión en sí. Según el protocolo, la mujer debe presentarse ante el pontífice de negro (excepto las reinas que pueden ir de blanco) y con mantilla. Pero en 2009, cuando Cristina Kirchner (aún no era viuda) y su homóloga Michelle Bachelet se reunieron con Benedicto XVI, la argentina llevó tocado y la chilena, nada. En aquella ocasión, Fernández de Kirchner fue muy criticada por uno de los sombreros que lució: con base de organza y ala transparente. Hoy, la jefa de estado argentina para competir con la humildad de Bergoglio ha preferido el otro modelo más «discreto» de cubrecabeza (de fieltro negro y lazo) que vistió en 2009. Eso sí, no ha podido resistirse al collar de perlas. Pobre niña rica…
Yo siempre pensé que los lazos en los sombreros de fieltro iban hacia atrás o hacia un lado. Una cosa nueva que aprendo… 😉