En estas fiestas tan entrañables se me acaba de caer otro mito a los pies: la revista Vanity Fair. Sólo con ojear la publicación por encima, sentí que aquellas páginas ya no valían 3,50 euros. No sólo por dedicarle las páginas de moda a Juanjo Oliva y Elio Berhanyer, tampoco por repetir en una entradilla dos veces «mostrar», también por contratar como asesor de estilo a un tipo que asegura que Pajín y Sinde visten bien.
Hace un mes nos hicimos eco del nuevo fichaje de la famosa publicación. Se trataba de José Tomás, el sastre de Camps. En una columna semanal, Tomás comenta los estilismos de los políticos. En esta ocasión, se centra en ellas. Ahí lo tienen:
Soraya Saénz de Santamaría. «Estilo: Grandes Esperanzas. Tiene muchos altibajos. Creo que después de ese reportaje en el que salía sexy se asustó por la reacción y desde entonces se recata. Es la portavoz popular, chupa cámara diario y su atuendo es correcto. Pero si se desmelenara mejoraría mucho. » Sí, se recta porque es una política no una showgirl. No hace falta que se desmelene, sólo que sea sencilla y no se disfrace de nada ni de nadie.
Esperanza Aguirre. «Estilo: Señorita Rottenmeier. Se nota que tiene una cultura de vestir de toda la vida, pero ahora mismo va bastante rancia. Va un poco señorita Rottenmeier, siempre con traje chaqueta y rara vez cambia el guión. Parece que con su atuendo quiere guardar las distancias con el pueblo.» Lo que el llama «rancio», otros leen austeridad. De todos modos, es correcto que el político se distancie del pueblo (recordemos, sí a la proximidad, no a la accesibilidad).
Leire Pajín. «Estilo en Construcción. Antes fatal. Pero desde que está en el Gobierno están trabajando con ella. Su primer look de ministra era como de tipo al que le toca la Primitiva. Debe alejarse de esos disfraces que le sientan como a un santo dos pistolas, y vestirse en función de su fisionomía. Creo que su imagen sólo puede mejorar.» ¿ANTES FATAL? Antes, durante y (seguro que) luego. Pero hablemos del presente, desde que es ministra se ha apuntado a la moda de la minifalda. ¿Alguien me lo explica?
Maria Dolores de Cospedal. «Estilo Colegiala. Tiene buen tipo y le sabe sacar partido. Cambia a menudo de peinado y, en general, transmite una imagen de mujer dinámica. Es de las políticas más elegantes, pero le reprocho que, a veces, en el Congreso se viste como si fuera a ir al colegio.» Más que elegante, es atractiva y lo sabe. Es decir, lo utiliza con sabiduría. Si alguien sigue los plenos en el Congreso, enseguida advierte que aquello es peor que el patio del colegio.
Ángeles González-Sinde. «Estilo: Bárbaro. Es muy alta y eso es difícil. Pero tiene un estilo bárbaro: sabe que ponerse para cada acto. No usa ropa de grandes diseñadores internacionales, sus trajes son humildes y los confeccionan modistos españoles. Le sientan estupendamente». A ver, guapito. Primero: «estilo» y «Sinde» son antónimos. Segundo: no sabía que al ser alta resultaba difícil vestirse. ¿Cómo lo harán las miles de modelos en todo el mundo a las que el resto de mortales envidiamos? Tercero: apunta esto, rápido. De las muchas razones por las que la moda española no funciona es porque los supuestos diseñadores patrios que se dedican a copiar mal lo que los creadores internacionales han hecho hace mil años -y a convencernos de que eso ha sido una gran idea suya-, lo pretenden vender al mismo precio que uno se compraría un Chanel. Con lo cual, de «humilde» nada.
En fin, a ver como leo la próxima entrega del sastre de Camps. Porque hará falta un milagro para que la menda se gaste otra vez 3,50 euros en esto.
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