Que Merkel vista tantos días (desde que llegó a EEUU) de colores claros debería tranquilizar inmediatamente a la Bolsa. Este cambio de actitud quizá se deba a que ha llegado la primavera o tal vez a que ha descansado estos días en Camp David, pero algo le ocurre a la canciller alemana. Por otro lado, Hollande sigue sin prestar atención a su corbata (que aprenda de Cameron).