«Una mujer elegante y discreta» titulaban no hace mucho los medios de comunicación de medio mundo sobre la primera dama siria. Y sí, ayer, en un nuevo insulto a su pueblo, que sigue siendo masacrado con el permiso de Occidente, Al Assad y su esposa Asma se disfrazaron de diplomáticos para votar en un referéndum sobre la Constitución. Él, con traje y corbata, y ella, con abrigo y vestido en gris, posaron sonrientes y como si nada. Si los dictadores se visten de demócratas, ¿de qué os vestiréis el resto?
¡Desde luego el disfraz es impecable!