Basta repasar el archivo fotográfico de google para constatar que Alexis Tsipras (como tantos otros) se puso un traje para hacerse con el poder. Y aunque, después de haber alcanzado la presidencia del gobierno heleno, el líder de Syriza se ha haya mantenido firme en su decisión de no vestir corbata (diferenciarse de la vieja clase política uniformada), ahora se coloca, como si no tuviera la más mínima importancia, un pseudopañuelo en el bolsillo frontal de la americana. Sí, me refiero a ese trozo de tira blanca que los trajes prefabricados traen ya cosida y que en España popularizó Albert Rivera. Un trampantojo de lo más mal resuelto que en política tiene su traducción: el engaño del pañuelo es igual o más casta que lucir una corbata.