Tres horas y tres tomas se han requerido para que el rey, finalmente, no dejara de tropezarse al leer. Pero quedémonos con lo bueno: esa habilidad de Felipe VI para parlotear 13 minutos y 30 segundos y no decir nada. Porque si el mensaje verbal estaba vacío, el no verbal también.
Lenguaje corporal
Mirada penetrante «Es complicado transmitir las emociones en el escenario como hacen los actores», le comentaba Felipe VI a su hija Sofía en aquel vídeo en el que toda la familia comía «sopita». Cualquier miembro de la Casa Real, especialmente quien esté llamado a ser rey, se supone que recibe formación en oratoria y también en interpretación. Por lo que sea, el monarca no tuvo esa preparación. Eso explica porque recurre a miradas penetrantes (sufridas o sospechosas) como pausa dramática y lleva a confusión: no sabes si le va a dar un aire o precisa una visita urgente al oculista.
A destiempo Pese a que se aprecia que ha ensayado los gestos, iban a destiempo de las palabras. Primero se lanzaba el gesto (manos hacia delante) y después venia la palabra correspondiente (futuro). La descoordinación temporal de palabras y gestos evidencia el ensayo y en un mensaje institucional puede entenderse como un engaño (falta de sinceridad, credibilidad).
Puños Cada mensaje de Navidad (y en el 3O, más) saca los puños (fuerza) cuando se refiere a la unidad. Aunque sea por mi salud emocional, ¿alguien le podría explicar que está feo imponer la unidad por la fuerza?
Realización Nefasta realización y montaje de TVE. Entrando en el 2021, son incomprensible que los cambios de planos (y temas) vengan por un giro de la cabeza del monarca. Les invito a que para el año que viene visualicen los audiovisuales que le prepara la BBC a la reina Isabel II. A diferencia del 3O, ha aguantado bastante bien los planos medios y cortos que han dominado durante el discurso. Es lo que tiene no abordar o pasar de puntillas sobre los temas que le incomodan; al no tratarlos, ni se siente ni el cuerpo expresa su padecer.
Escenografía
Sentado No ha habido plano contrapicado como otros años (los súbditos por debajo de su alteza); pero aún así la sensación era algo distante, fría, para un momento tan delicado para todos. Ante una crisis sanitaria, económica, social y monárquica; el rey aparece cómodamente sentado, a modo cuentacuentos (le faltaba la mantita). Reclinado en la silla, sin una sola inclinación en todo el mensaje hacia delante que demuestre implicación alguna. Se entendería que la reina Isabel optara por esta posición, pero Felipe VI es un rey «joven», nada le impide estar activo. De pie frente al escritorio de su despacho (como en alguna ocasión ya había hecho su padre) o sentado en su escritorio (trabajo/ocupación) podrían haber sido fórmulas más pertinentes que sentarte en mitad del salón a verlas venir.
La foto Ya que el discurso es soporífero, es divertidísimo hacer que las familias se entretengan en sus casas intentando adivinar qué hay o quiénes son los de la foto destacada/borrosa en la composición escénica (léase, comiéndose la pantalla). Si el marco barato de los chinos no os impidió seguir dejándoos la vista en el intento de descifrar quiénes eran esas sombras oscuras y descubristeis que era el rey y la princesa Leonor en el funeral de Estado por las víctimas de Covid19 (bueno, por lo menos, el recordatorio es bonito), acertasteis. Este año no ha habido ni una sola flor de Pascua. Sí, el árbol decorado y el nacimiento. Y la bandera española sobre la europea. Porque somos europeos, pero españoles MÁS.
La Constitución Bueno, por lo menos esta vez, a diferencia de 2019, no hay nada por encima de la Constitución, el orden y la ley. La Carta Magna reposa sobre la cómoda. Quiero pensar que en esta ocasión es un recordatorio a todo el facherío militar que desea fusilar a 26 millones de españoles y no, como viene siendo costumbre, a los indepes catalanes que cometieron el delito de poner urnas para que los ciudadanos incluso pudieran decir NO a separarse de España…
Indumentaria
Cachuli ¿Pero a dónde le llega el pantalón a este señor? La moda Julián Muñoz no es aconsejable para nadie, pero mucho menos para un rey. Aunque hizo bien en desabrocharse la americana al sentarse como marca no sólo el protocolo sino también el patronaje; al sentarse la chaqueta debe recolocarse para que la corbata (símbolo fálico) no tome excesiva presencia y quede más o menos fija. Y el resultado visto, no crean que es fruto de la improvisación: tres horas y tres tomas se necesitaron para grabar el mensaje porque Felipe advertía que la corbata tenía mucho movimiento. Pues nada, ni a la tercera. El lazo azul combinaba con sus ojos. ¿Y la Europea? Sí, también.
Mocasines Leo en los medios que el traje era marengo y la corbata azul (conservadora) Klein, combinando con su ojos (¿y la europea? Sí, también); pero nadie menciona el dichoso mocasín. Con traje formal no combina ese tipo de calzado informal. Dicen que es muy castizo, de Madrid. Más bien, cateto. #alertacaspa
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