El presidente del gobierno español recibió ayer por la tarde al nuevo secretario general del PSOE en el palacio de la Moncloa. Y aunque Pedro Sánchez poseía todas las herramientas para salir fortalecido del encuentro -dado su atractivo físico, una estudiada estrategia de comunicación y que su rival era Mariano Rajoy (la antitelegenia personificada)- la formalidad le jugó una mala pasada al líder de la oposición. Veamos qué fue lo que falló.
PD. Muchas gracias a @JDominguezJD por sus comentarios sobre este encuentro. Coincidimos en todo.
1. Corbata = seriedad. Aunque el accesorio masculino por excelencia está en peligro de extinción también dentro de la clase política, son todavía muchos los que se resisten a comprender que la corbata no siempre transmite seriedad. La mayoría de veces, los asesores -sin ninguna formación en indumentaria- presionan al político para que utilicen el lazo, por lo menos, en «ocasiones especiales». Por supuesto, en su primera visita a Moncloa, el escenario era ideal para generar una imagen -subliminal- de Pedro Sánchez como futuro presidente del gobierno. Y para ello, al equipo del socialista no se le ocurrió otra cosa que ceñirle el nudo, a la vieja usanza. Y es que aunque hay miles de recursos estéticos para mostrar credibilidad sin tener que recurrir a la manida corbata, otra vez le colgaron el lazo a la persona equivocada. En un santiamén, adiós a la regeneración que prometía simbolizar Sánchez en el PSOE y adiós a su imagen de Obama español. Resulta evidente que Sánchez gana cuando no lleva la soga al cuello. Incluso hoy, cuando lo ha recibido el rey, se percibía la incomodidad con el complemento.
2.O clásico o informal. El hecho de ir siempre vestido de un modo informal (más cercano al estilo de vida del siglo XXI) provocó que Sánchez no se abrochara la americana al posar con Rajoy en la escalinata de Moncloa. Y es que sin corbata, la americana, al estar de pie, puede quedar desabrochada; al utilizar el uniforme clásico completo se debe cumplir con el protocolo que exige el traje chaqueta y la corbata. Cierto es que el líder del PSOE corrigió enseguida, pero la foto ya estaba hecha. Los nervios también le impidieron que al bajarse del coche se tomara su tiempo para colocarse bien las prendas: los puños de la camisa no asoman por ninguna parte (y me niego a pensar que llevara manga corta debajo como ZP en sus tiempos de líder de la oposición). Por otra parte, sobra decir que al lado de Rajoy es casi imposible quedar mal. Al presidente ayer podían haberlo confundido perfectamente con un pordiosero: chaqueta cinco tallas más pequeña, pantalón gris de invierno, corbata granate (más sensación de invierno y de estar fuera de sí) y camisa de rayas de hace 30 años… el pelo, la barba…. Falta de respeto al invitado, a la presidencia, a España, a él mismo, a su partido, a los españoles…
3. Calzarse por los pies. Por el mismo motivo, la permisividad que permite un atavío informal, Sánchez apareció con traje oscuro y zapato marrón. Porque aunque sin corbata, el zapato podía haber pasado desapercibido, si te ciñes al protocolo, zapato siempre negro y de cordón. Y si lo que se pretendía era darle al look un toque rebelde, las mismas zapatillas deportivas que viste con sus militantes hubieran sido válidas.
Vale, Sánchez no se dió cuenta de abotonarse la chaqueta en la escalinata de Moncloa, pero para que una vez cerrada le quedara como a Rajoy… uff. Parece que el presi la tuviera más corta de una parte que de otra… He tenido que dar brillo a mi pantalla y acercármela a los ojos, para cerciorarme que no se había abotonado coja la chaqueta… :S