El fachaleco

Abrigan mucho, son ligeros y abultan poco. Hasta ahí las ventajas, porque estéticamente los plumíferos no deberían haber descendido jamás de las montañas a la ciudad; y mucho menos como prenda viral entre empleados administrativos que trabajan en cómodos despachos con calefacción. Si ya como chaqueta era un horror-error visual, al recortarle las mangas se convirtió en chaleco y parapeto para públicos tan dispares como pijos y/o cazadores. Es decir, Rodrigo Rato entró en prisión vistiendo uno.  SEGUIR LEYENDO

 

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150 150 Patrycia Centeno